jueves, 21 de junio de 2012

No solo palabras

Desde cuando he abierto el blog y he decidido compartir algunas reflexiones, he recibido algunos consejos como respuesta a lo que estoy escribiendo. Comparto estos consejos porqué me parecen indicativos sobre una cierta modalidad de actuar de nuestras Iglesias.

Primer consejo
“Cierra el blog, porqué no es prudente o justo que tú expresas opiniones, visto tu papel dentro de la Iglesia”

Segundo consejo
“Modifica el tono de tus escritos, es demasiado duro. Esto no abre a un dialogo”

Respuesta al primer consejo
Pedirme el silencio me parece una censura. No pienso que mis palabras expresan verdades absolutas que se tienen que aceptar, pero dicen una realidad que muchos de nosotros estamos viviendo dentro de esta Iglesia. Si después no encajan con mi papel, hay que ver si están equivocados las palabras o el papel. Vivimos dentro de una Iglesia donde creo se puedan expresar opiniones. Somos sacerdotes, no soldados de un ejército. Claramente no todos tenemos las mismas opiniones. Todos somos Iglesia, también si no nos identificamos en el todo de la Iglesia. Hay personas que discrepan con puntos de la doctrina o del magisterio de la Iglesia. Hay quien lo hace con las palabras, hay quien lo hace con la práctica y hay quien lo hace con las dos cosas. Personalmente yo trato de entrar en esta última definición.
El mío no es un ataque polémico sobre una modalidad de ser Iglesia que percibo siempre más distante de la vida de las personas y excluyente hacía los más pobres. Lo que comparto, a través de este blog, es lo que en la práctica ya tratamos de vivir.
Cuando afirmo que la comunión es para todos lo digo desde la experiencia de una comunidad que no excluye a nadie de la posibilidad de recibir la comunión. Es la experiencia de una comunidad que no pone la comunión como un merito o el final de un camino, sino como don de gracia que permite, da fuerza y sentido al camino mismo. Personalmente la comunión la doy a todas las personas que se acercan con el deseo de recibirla y que están en un consciente camino de crecimiento en el amor. No considero la situación moral de cada uno, sino la bondad del deseo de un camino. En este sentido no hago diferencia entre convivientes o casados, entre personas recién confesadas o personas que es tiempo que no se acercan a este sacramento. Esto también porque creo que tendríamos que empezar a considerar estos dos sacramentos no ligado el uno al otro, poniéndolo uno como condición del otro.
No hace falta subrayar que la comunión así dada no es porque no conozco las situaciones de las personas que se acercan o porque cierro los ojos sobre su situación de irregularidad. Le doy la comunión conscientemente y libremente.

Cuando escribo sobre la autoridad que se expresa solo en el servicio hago referencia a lo que tratamos de vivir en nuestra comunidad, con todas las luces y sobras de las riquezas y limites humanos, y en particular míos personales. Tratamos de poner al centro la comunidad misma en un sentido siempre más inclusivo. Lo que se quiere es que la comunidad misma sea sujeto de su camino y objeto de su discernimiento. Nos acompañan en este camino la Palabra de Dios escuchada y compartida a la luz de la vida de cada uno de nosotros, la tradición de la Iglesia discernida a la luz de la Palabra de Dios, la eucaristía vivida como el compartirse de Dios con cada uno de nosotros y no con una óptica sacrificial.

Entonces claro que podría callarme, cerrar el blog y no compartir las experiencias que vivimos o las reflexiones que la acompañan, pero seguiría hablando la práctica. Lo que hago es solo dar voz a lo que vivimos, para que esta voz le dé más sentido y, tal vez más fuerza.
No busco el consentimiento de las autoridades, tal vez solo informo sobre lo que ya estamos viviendo y reflexiono sobre esto.
Hay quien solo reflexiona sobre estos temas y los deja a un nivel de dialogo. Hay quien ya actúa de esta forma pero no dice nada. Personalmente prefiero actuar y hablar, solo por una coherencia interna.

Respuesta al segundo consejo
Pido disculpa si a veces mis palabras resultan un poco duras o cerradas a un dialogo, no es esta la intención. Pero quisiera añadir una consideración. Percibo a veces una forma de violencia también pedir un tono que mantenga el pensamiento a un nivel de dialogo y no de búsqueda concreta de cambios posibles en nuestra manera de ser Iglesia. Sabemos que a veces la manera mejor para hacer callar una persona es hacerle creer de ser escuchada. Como sacerdotes sabemos muy bien que muchas veces se nos piden opiniones sobre cosas ya decididas. Tratamos de expresar las opiniones en la manera más correcta y dialogante posible, pero en realidad no hay ninguna escucha. De otra parte no quiero reducir estas reflexiones como si fueran las charlas de siempre. Es como cuando hablamos de un partido de futbol, todos parecemos los mejores entrenadores del mundo corrigiendo, aconsejando y ordenando las cosas en otra manera. Una vez que termina la charla cada uno regresa a su casa y no cambia nada, porque nadie en realidad es entrenador. No quiero reducir mis reflexiones a charlas de bar o de cantina. Tal vez no somos entrenadores, pero este partido lo jugamos todos, y todos tenemos la responsabilidad de ser consientes de nuestras palabras y acciones, porque estas de seguro producirán unos efectos, entonces cada uno tendrá que asumir las consecuencias.
Tal vez mis palabras son duras, pero quisiera recordar de cuanto sufrimiento ha generado una forma de silencio de nuestra Iglesia consecuencia de una política correcta que mira al la forma y no considera el contenido de lo que se le dice, para que todo siga siempre igual.

Agradezco de todo corazón todas las personas que hasta ahora me han manifestado su apoyo y conformidad a cuanto expresado, como todas las personas que no se han encontrado de acuerdo con lo dicho y lo están manifestando.
Personalmente sigo adelante con las palabras y las practicas en la búsqueda de una Iglesia más inclusiva y menos autoritarias.


Emanuele Munafó

4 comentarios:

  1. La construcción del Reino de Dios pasa por la búsqueda sincera del verdadero camino, es decir, de Jesús. Nadie puede presumir una infalibilidad en esto sino que todos debemos reconocer que necesitamos unos de otros para percibir los signos de los tiempos. y los signos de este tiempo no son los del pasado. Buscar juntos y honestamente una justa aplicación del Evangelio (pastoral) y fomentar el encuentro actual con Cristo (evangelización) deben pasar por el encuentro con el otro y el Otro, a partir de su diferencia y de su riqueza. Lo que más necesitamos es el espíritu de humildad que nos hará bajar de nuestros tronos y que permitirá a Dios revelar por nosotros (o a pesar de nosotros!), su propio rostro.

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  2. Emanuele, me parece justo hablar de lo real, de la vivencia llena de experiencias, te felicito por esta manifestación que a mi punto de vista no es provocativa en el sentido estricto de la palabra (como algunos creen, según lo que manifiestas) sino por el contrario, que nos ayude a pensar que Iglesia queremos, será una Iglesia estructural, o una iglesia vivencial. una iglesia jerárquica o una iglesia donde todos somos iguales, con la diferencia que algunos tienen una responsabilidad que asumir (Cardenales, Obispos, Sacerdotes, religiosos, etc.), pero responsabilidad a la imagen de Jesús el Buen Pastor. ¿donde esta el corazón de Cristo? en los papeles? en la experiencia que se vive en una comunidad? por eso la mayoría de nuestras comunidades cristianas están volviéndose obsoletas, rutinarias, carentes de protagonismo y por ende envejecidas y desérticas porque queremos tapar todo con minuciosidades, que la volvemos pretextos. no se siente la vida... creo que debemos pensar mas, no en nuestros intereses sentimentales, o de deseos de una iglesia de "poder", sino por el contrario de una iglesia comprometida y cercana. amigo te animo, y seguir elevando mis oraciones a este Dios que se encarno, al que se rebajo, y se hizo como uno de nosotros, porque el si quiso compartir, el si quiso donarse, el si quiso entregarse, por lo tanto se comprometió, ¿con quien? con la humanidad, a quienes mas amo, a quienes mas ama, y a quienes por siempre seguirá amando, a pesar de que no muchas veces hacemos lo correcto... discúlpame que haga esta comparación pero creo, que te darán la razón... así como lo hicieron con Lutero, no con sus seguidores, sino con Martín Lutero, que nunca busco separarse, sino por el contrario quiso lo mejor para la Iglesia y para el pueblo o la comunidad en la que estaba, hacerla mas cerca y estar con ellos.
    mis oraciones para ti y que Dios te siga brindando la valentía y fortaleza para que sientas realizado tu ministerio sacerdotal en medio de tu pueblo, el pueblo que Dios te ha querido dar... hasta la próxima amigo.

    NEUMA ECLESIAL

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  3. querido Emanuele te sigo con mucho gusto desde Ecuador. Te agradezco por lo que escribes, yo tambièn hace un tiempo escribia cartas comunitarias a amigos de Italia pero solo o casi solo llegaban mensajes de respuesta negativos, no constructivos, fruto del miedo màs que de un sentido sincero de busqueda.... ya no he vuelto a escribir, porque me di cuenta que me costaba demasiado tiempo y energia y para quien...??? ya que no encontraba mucho interès y tambièn por vivir en otro contexto de pueblo y de iglesia.. Te agradezco por tu valentìa y por regalarme de nuevo las ganas de compartir....vamos a ver si màs adelante. Ahora estoy con poco tiempo por el trabajo, por la familia, la hijita, etc, que antes como cura no tenia. Te aprecio mucho y te acompaño con la oraciòn. Fabio, tu compañero de preparaciòn a la mision en el CUM.

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  4. Padre Emanuel,que hermoso que exista un sacerdote con ideas claras de la realidad en que vivimos,le felicito,ojalá existan mas religiosos que opinen en aras de mejorar al hombre y mujer que esta falto de fe y sediento de justicia.

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